UN DOCUMENTAL HISTÓRICO SOBRE EL PAPEL DE LA MUJER EN EL MUNDO RURAL
COAMUR: Desde el mundo rural: una petición urgente para la precisión en el análisis de datos
COAMUR: Desde el mundo rural: una petición urgente para la precisión en el análisis de datos


Desde nuestra asociación, representativa de los intereses de las mujeres rurales, trasladamos públicamente una observación fundamental sobre el uso impreciso de conceptos clave en los documentos institucionales: concretamente, la confusión entre las variables “sexo” y “género” en el tratamiento estadístico de datos.
En muchos informes, diagnósticos y estrategias —tanto a nivel autonómico como estatal— se emplea el término “género” para referirse a desigualdades que afectan directamente a las mujeres. Sin embargo, en estos contextos es la variable biológica sexo la que debe utilizarse, ya que es la que permite detectar y analizar con precisión las diferencias reales entre mujeres y hombres.
No se trata de una cuestión terminológica menor. La presidenta de nuestra entidad, Adela Romero subraya: “Confundir sexo y género en los diagnósticos estadísticos impide ver con claridad las barreras que enfrentan las mujeres rurales, especialmente en sectores tan masculinizados como la agricultura o la ganadería. Sin datos rigurosos, no hay políticas eficaces.”
Esta falta de precisión no solo distorsiona el diagnóstico de las desigualdades por razón de sexo, sino que compromete la efectividad de las políticas públicas y refuerza sesgos que ya se están replicando en sistemas de inteligencia artificial entrenados con datos mal etiquetados.
Solicitamos, por tanto, que en todos los documentos en fase de redacción o revisión, se identifique de manera correcta cuándo se hace referencia a la variable sexo y cuándo —en caso necesario— al género. Solo así se garantizará un análisis riguroso y una respuesta institucional ajustada a la realidad de las mujeres rurales como sujeto político y jurídico.
Las mujeres no somos un género. Somos un sexo. Y necesitamos políticas públicas que partan de datos que reflejen esa realidad.
Fuente: COAMUR
Desde nuestra asociación, representativa de los intereses de las mujeres rurales, trasladamos públicamente una observación fundamental sobre el uso impreciso de conceptos clave en los documentos institucionales: concretamente, la confusión entre las variables “sexo” y “género” en el tratamiento estadístico de datos.
En muchos informes, diagnósticos y estrategias —tanto a nivel autonómico como estatal— se emplea el término “género” para referirse a desigualdades que afectan directamente a las mujeres. Sin embargo, en estos contextos es la variable biológica sexo la que debe utilizarse, ya que es la que permite detectar y analizar con precisión las diferencias reales entre mujeres y hombres.
No se trata de una cuestión terminológica menor. La presidenta de nuestra entidad, Adela Romero subraya: “Confundir sexo y género en los diagnósticos estadísticos impide ver con claridad las barreras que enfrentan las mujeres rurales, especialmente en sectores tan masculinizados como la agricultura o la ganadería. Sin datos rigurosos, no hay políticas eficaces.”
Esta falta de precisión no solo distorsiona el diagnóstico de las desigualdades por razón de sexo, sino que compromete la efectividad de las políticas públicas y refuerza sesgos que ya se están replicando en sistemas de inteligencia artificial entrenados con datos mal etiquetados.
Solicitamos, por tanto, que en todos los documentos en fase de redacción o revisión, se identifique de manera correcta cuándo se hace referencia a la variable sexo y cuándo —en caso necesario— al género. Solo así se garantizará un análisis riguroso y una respuesta institucional ajustada a la realidad de las mujeres rurales como sujeto político y jurídico.
Las mujeres no somos un género. Somos un sexo. Y necesitamos políticas públicas que partan de datos que reflejen esa realidad.
Fuente: COAMUR


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